Fiestas Religiosas
Mineros del Oro
Rodeo de Burros
Recolectores de orilla de playa
Veranadas
Este trabajo pretende abarcar los más de cuarenta mil kilómetros cuadrados que tiene la Región de Coquimbo, éstos retratados en su Geografía Humana, vinculando temáticamente con las manifestaciones socioculturales más puras que aún existen en nuestra zona. Es por esto que se eligen cinco temas relevantes en el desarrollo de nuestra cultura, Los recolectores de orilla de mar, los pirquineros, los crianceros, las fiestas religiosas y el tradicional rodeo de burros de la comunidad de Los Choros, en ellos se refleja la pureza y comunión de hombres y mujeres con su entorno ligándose ancestralmente al desarrollo social y cultural de su espacio geográfico.
La incansable jornada diaria en la orilla playera recolectando algas y peces, la destreza de los jinetes que atrapan una vez por año los burros silvestres en una acción de autoconvocatoria, el laberinto que sumerge a los pirquineros a más de doscientos metros en la Laja 36, en donde escarban las entrañas de los cerros andacollinos, los seis meses que los crianceros dedican para alimentar sus cabras en los límites cordilleranos, en una soledad física y espiritual que los lleva a la meditación ancestral, las más de cien fiestas religiosas en las cuales se agradece a la Virgen o algún Santo por la buena cosecha, los peces, el oro, la vida y la salud, todos éstos son los símbolos que me llevaron por tantos años a recolectar estas imágenes, que sólo hablan de lo visto, del recorrido de una retina, la simple sensación del mirar y retratar la geografía de lo más nuestro, lo menos valorado, los que se resisten a los cambios, los que aún tienen viva nuestra cultura.
La incansable jornada diaria en la orilla playera recolectando algas y peces, la destreza de los jinetes que atrapan una vez por año los burros silvestres en una acción de autoconvocatoria, el laberinto que sumerge a los pirquineros a más de doscientos metros en la Laja 36, en donde escarban las entrañas de los cerros andacollinos, los seis meses que los crianceros dedican para alimentar sus cabras en los límites cordilleranos, en una soledad física y espiritual que los lleva a la meditación ancestral, las más de cien fiestas religiosas en las cuales se agradece a la Virgen o algún Santo por la buena cosecha, los peces, el oro, la vida y la salud, todos éstos son los símbolos que me llevaron por tantos años a recolectar estas imágenes, que sólo hablan de lo visto, del recorrido de una retina, la simple sensación del mirar y retratar la geografía de lo más nuestro, lo menos valorado, los que se resisten a los cambios, los que aún tienen viva nuestra cultura.
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